Sunday, September 15, 2013

Cómo nació Pedro Páramo



"Debido al fracaso de mi novela, escribí cuentos tratando de buscar una forma para Pedro Páramo, a quien llevaba en la cabeza desde 1939. La idea me vino del supuesto de un hombre al que antes de morir se le presenta la visión de su vida. Yo quise que fuera un hombre ya muerto el que la contara. Originalmente solo Susana San Juan estaba muerta y desde la tumba repasaba su vida. Allí entre las tumbas, estableció sus relaciones con los demás personajes que también habían muerto. El mismo pueblo estaba muerto.
Debo decirte que mi primera novela estaba escrita en secuencias, pero advertí que la vida no es una secuencia. Pueden pasar los años sin que nada ocurra y de pronto se desencadena una multitud de hechos. A cualquier hombre no le suceden cosas de manera constante y yo pretendí contar una historia con hechos muy espaciados, rompiendo el tiempo y el espacio.
Había leído mucha literatura española y descubrí que el escritor llenaba los espacios desiertos con divagaciones y elucubraciones. Yo antes había hecho lo mismo y pensé que lo que contaban eran los hechos y no las intervenciones del autor, sus ensayos, su forma de pensar, y me reduje a eliminar el ensayo y a limitarme a los hechos, y para eso busqué a personajes muertos que no están dentro del tiempo o el espacio. Suprimí las ideas con que el autor llenaba los vacíos y evité la adjetivación, entonces de moda. Se creía que adornaba el estilo y solo destruía la sustancia esencial de la obra, es decir lo sustantivo.
Pedro Páramo es un ejercicio de eliminación. Escribí 250 páginas donde otra vez el autor metía su cuchara. La práctica del cuento me disciplinó, me hizo ver la necesidad de que el autor desapareciera y dejara a sus personajes hablar libremente, lo que provocó, en apariencia, una falta de estructura. Sí hay en Pedro Páramo una estructura, pero es una estructura construida de silencios, de hilos colgantes, de escenas cortadas, donde todo ocurre en un tiempo simultáneo que es un no-tiempo. También perseguía el fin de dejarle al lector la oportunidad de colaborar con el autor y que llenara él mismo esos vacíos. En el mundo de los muertos el autor no podía intervenir.
Se me ocurrió todo eso porque entonces leía demasiado y con frecuencia no tenía el estado de ánimo para disfrutar plenamente mis lecturas, incluso tratándose de escritores que me gustan mucho. Yo quería leer algo diferente, algo que no estaba escrito y no lo encontraba. Desde luego no es porque no exista una inmensa literatura, sino porque para mí, solo existía esa obra inexistente y pensé que tal vez la única forma de leerla era que yo mismo la escribiera. Tú te pones a leer y no hallas lo que buscas. Entonces tienes que inventar tu propio libro. Desecho, desecho siempre y no encuentro lo que quiero. A veces me agoto inútilmente. No sé si esto que te digo tenga alguna coherencia, pero así lo siento". (Juan Rulfo) 

Juan Rulfo según los que lo conocieron


Ferrnando Benítez, escritor mexicano
"He vivido doce años casi pared por medio de Rulfo. Sus hijos muy pequeños jugaban a la pelota sobre el prado de la avenida Manuel M. Ponce o recorríamos las desiertas calles vecinas, hasta que el Infonavit y otros excesos urbanos excluyeron juegos y paseos.
Hace algún tiempo Juan se compró un transmisor, me regaló otro y a una hora convenida me hablaba, como si me estuviera hablando desde Comala. Al poco rato se aparecía tomando la apariencia de un señor provinciano, porque eso es hasta la médula de los huesos, un señor aldeano, un poco tímido y triste, de refinada cortesía y vestido esmeradamente.
Permanecía horas fumando, rodeado de una nube de humo que velaba su sonrisa ligeramente irónica y sus ojos tiernos y chispeantes, sin aludir nunca a sus libros, ni a sus problemas. Ningún alarde. Una sencillez absoluta que recuerda a la de Chejov.
Aquejado de insomnios y de apreturas familiares, enfermo con frecuencia, pasa las noches devorando libros y oyendo música. Su ventana que da a Manuel M. Ponce es la única encendida del barrio y cuando el gran pino de la casa del Delegado Apostólico surge con la aureola del amanecer, esta es la señal para él de que debe dormir una horas.
No cree en la publicidad de que gustan rodearse los escritores, detesta los dimes y diretes del mundillo literario y le molesta que siempre le pregunten por qué no escribe, y entonces inventa novelas y dice que está escribiendo para que lo dejen en paz y el acoso disminuya, porque no parece que baste haber escrito una de las mejores novelas y uno de los mejores cuentos en letras españolas. Los novelistas son escritores de un solo libro con variantes. Rulfo ha escrito ya lo medular y lo que podría escribir serían modalidades de sus viejos temas". 

Gabriel García Márquez. Premio Nobel de Literatura 1982

El descubrimiento de Juan Rulfo- como el de Franz Kafka- será sin duda un capítulo esencial en mis memorias […]
-Cuando leyó Pedro Páramo
Aquella noche no pude dormir mientras no terminé la segunda lectura. Nunca, desde la noche tremenda en que leí la Metamorfosis de Kafka, había sufrido una conmoción semejante. Al día siguiente leí El llano en llamas, y el asombro permaneció intacto. Mucho después en la antesala de un consultorio, encontré una revista médica con otra obra maestra descabalgada: La herencia de Matilde Arcángel. El resto de aquel año no pude leer a ningún otro autor, porque todos me parecían menores.