Monday, November 30, 2015

Un año con Marquito


Cada vez que escribo, Marquito se trepa entre mis piernas y mira sorprendido mis lentes y la pantalla de la computadora. Tal vez se pregunta qué poderes tienen esos artilugios que me mantienen tan concentrado. Luego se sienta en el piso y vuelve a su mundo de fantasía.

¡Qué rápido ha crecido Marquito!, me dice Techi todas las noches, cuando cenamos y me cuenta los avances de mi pequeñín. El otro día, dice, abrió la cerradura de la puerta y se echó a andar por la calle. Libre como un pajarillo.  Y pensar que hace poco, era un tierno bebé, rojito, arrugadito, dormido en la cuna. Luego se convirtió en un voraz consumidor de leche materna.

Ahora que escribo, lo veo explorando todos los ambientes de la casa, descubriendo un nuevo rincón, una nueva rendija por donde escabullirse. Le encanta abrir los cajones y las puertas. Más de una vez sus deditos se han quedado aprisionados ¡auch! y entonces su llanto parece el grito telúrico de un volcán. Pero ya aprendió y ahora estira la palma de sus manitos para protegerse.

Marquito va por la casa ordenándolo todo. Un orden que Techi y yo aún no podemos descifrar. Coloca los jabones debajo de la frazada, los lapiceros junto con las verduras, los celulares dentro de las ollas y sus zapatitos junto con mis camisas. También le gusta arrancar las hojas de los cuadernos.

Desde que cumplió un año, sin embargo, ha adquirido mayor velocidad y decisión. Si escucha la voz de la vecinita, que tiene su edad, se empina para ver por la ventana y la llama en voz alta. Entonces tenemos que sacarlo a la puerta para que salude a su pequeña amiguita. También es imposible detenerlo, si decide jugar o simplemente caminar después de la medianoche. (Caballero, a sacar los carritos y los aviones a las tres de la mañana.) Aunque a veces pienso que esos juegos son parte de mi sueño.


Bueno, creo que mejor dejo de escribir, porque desde hace cinco minutos Marquito está silencioso debajo de la biblioteca. ¿Qué está haciendo mi pequeñín?  ¡Hijito, no! ¡Deja eso! ¡Mis libros no! ¡No, no, no! ¡Noooooooooooooo…! (continuará)