Tuesday, February 19, 2013

Sobre la literatura fantástica en el Perú

La Casa de la Literatura anuncia el III Congreso Nacional de Literatura Fantástica y Ciencia Ficción. Habrá mesas redondas y charlas magistrales. Pero dado el carácter marginal de este género, ¿podemos decir que existe en el Perú una literatura fantástica? Veamos.

Balderston (2002) sostiene que una obra fantástica es una obra abierta que solicita varias explicaciones más o menos fantásticas, más o menos problemáticas. Lo fantástico de una obra no se refiere a una realidad ya constituida o instituida por el autor: apunta hacia algo arreferencial, sin representación.

Para Harry Belevan, lo fantástico, en esencia, es el eje tendido entre nosotros y el miedo. Lo fantástico se presenta como un atentado, como una afrenta, a esa misma realidad que lo circunscribe.

El primer paso de un relato fantástico consiste en “abolir” inexorablemente el mundo real. Estamos ante una aniquilación de nuestra realidad…Lo fantástico parte siempre de una realidad ineludible, inexorable, cuyo punto de inflexión es la imaginación (Belevan, 1977: 24).
Por su parte, Luchting afirma que lo fantástico no vendría a ser un género específico sino una expresión, hasta un síntoma de una presencia no “racional”.

Lo fantástico es lo que invade, amenaza, desconcierta y desorienta nuestra “racionalidad hogareña”, aquella que cotidianamente empleamos para mantenernos “en casa” existencialmente (Luchting, 1978: 109).
En opinión de Belevan, lo fantástico parte siempre de una escritura-textual, un lenguaje que se genera a sí mismo y que genera lo fantástico en el cuerpo mismo del texto.



La narrativa fantástica se inicia en el Perú a principios del siglo XX con la obra de Clemente Palma. Sin embargo, pese al tiempo transcurrido, no existe una tradición fantástica peruana.

Tomás Escajadillo (1977) señala que la vertiente fantástica de nuestra literatura es secundaria y marginal en comparación con el neorrealismo urbano y el neoindigenismo que imperó en el siglo pasado.

Esto se debe, en gran parte, a que nuestra literatura estuvo muy influida por la española que, como sabemos, se ha caracterizado por ser más que nada realista (Sotomayor, s.f.).

Hay cuentos de Valdelomar, Palma y Ribeyro que son considerados representativos del género fantástico. Pero, en opinión de Belevan, sus mecanismos formales no logran, en verdad, suscitar los requeridos síntomas fantásticos.

Por ello, Tomás Escajadillo (1977) cuestiona que se incluyan en la Antología del cuento fantástico peruano, de Harry Belevan, “Los ojos de Lina” y “Los ojos de Judas”, ya que en ambos relatos el carácter de expresión de lo fantástico es dudoso.

Bajo esa misma óptica, Belevan (1977) considera que ambos cuentos se han construido a partir de descripciones básicamente naturalistas y los síntomas fantásticos solo afloran por momentos “entre los intersticios de la escritura”.

Referencias 

Balderston, Daniel (2002). De la Antología de la literatura fantástica y sus alrededores. Casa de las Américas. Nro. 229.
Belevan, Harry (1977). Antología del cuento fantástico peruano.
Escajadillo Tomás G. (1977). Belevan Harry: Antología del cuento fantástico peruano. Revista de Crítica Literaria Latinoamericana.
Luchting, Wolfgang A. (1978). Harry Belevan. Antología del cuento fantástico peruano. Revista Hispanoamericana.
Sotomayor, Carlos M. (s.f.) Lo fantástico en el Perú. El Túnel, Año 1, Núm. 0